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CARTA MAR DEL PLATA NO-VIOLENTA.


Encuadre.
Las problemáticas que enfrenta la sociedad en su dinámica de desarrollo exigen a todos los actores sociales un grado de participación en el aporte de soluciones, con un abordaje multidisciplinario para hacer el diagnóstico, elaborar propuestas y colaborar en la ejecución de programas y políticas públicas.
Determinar las metodologías e implementaciones adecuadas es tan importante como contar con la sensibilidad que permite llegar a todos y cada uno de los ciudadanos, a fin de garantizar todos y cada uno de sus derechos. Cuando éstos son negados o vulnerados, se produce una situación de violencia que, en la medida que se repite o amplía, lleva a un peligroso desequilibrio en las relaciones interpersonales y al enrarecimiento del clima social.
La desigualdad producto de la apropiación del todo social por parte de unos pocos; la injusta relación entre capital y trabajo; la imposición de modelos culturales; el sinsentido de la vida y la cerrazón de futuro, son fuentes de sufrimiento y violencia para individuos y conjuntos humanos.
Una visión estratégica tendrá en cuenta los procesos y los contextos para identificar las causas, y una mirada táctica para actuar sobre las consecuencias.

La violencia sistémica y la No-violencia activa.
Entendiendo a la violencia por su definición de “uso excesivo de la fuerza”, consideramos que ésta se manifiesta de distintas formas: violencia física (agresión, crimen); violencia psicológica (abuso de autoridad, discriminación); violencia económica (explotación, monopolio); violencia política (dictaduras, guerras); violencia ideológica (control del pensamiento, manipulación de la opinión pública); violencia religiosa (persecuciones, prohibición de otras creencias); violencia sexual (trata de personas, violación); violencia cultural (censura, sometimiento a un poder  hegemónico).
Si la violencia es justificada para ciertos fines, si se institucionaliza y es parte de la cotidianeidad, se convierte en el signo de un sistema y, también, se retroalimenta.
En esa lógica se buscará disuadir los elementos violentos con más violencia, alternando irracionalmente la condición de víctima y victimario, provocando una espiral de violencia cada vez más incontrolable.
Si, por otra parte, se circunscribe a los ámbitos en que se manifiesta particularmente, como violencia doméstica, en la escuela, en la cancha, inseguridad ciudadana, gatillo fácil, etc., se parcializa el análisis y las respuestas son coyunturales o espasmódicas.
La violencia está instalada en un tipo de organización política, social y económica, cuya base es una escala de valores que promueve la intolerancia, la diferencia y la insolidaridad.
La No-violencia es un concepto moral que rechaza la violencia en todas sus manifestaciones, y también una práctica social destinada a construir un nuevo estilo de vida.
Su máximo principio, o “regla de oro”, se sintetiza en la frase “Trata a los demás como quieres que te traten a ti” (con ésta u otras expresiones similares se encuentran antecedentes en diversas épocas y culturas, impregnadas de una fuerte valoración de la vida y la libertad del ser humano).
Personas y movimientos a lo largo de la historia dan ejemplo de la no-violencia como metodología de lucha para la transformación social. En ellos se reconoce una actitud que destaca:
- La ubicación del ser humano como valor y preocupación central;
- la afirmación de la igualdad de todos los seres humanos;
- el reconocimiento de la diversidad personal y cultural;
- la tendencia al desarrollo del conocimiento por encima de lo aceptado o impuesto como verdad absoluta;
- la afirmación de la libertad de ideas y creencias, y
- el repudio de la violencia.

La no-violencia se puede enseñar, a través de programas pedagógicos, campañas de concientización y permanente difusión a escala masiva;  y se puede aprender, si se comprende la importancia para la propia vida y sus beneficios sociales.

El cambio estructural y las medidas de emergencia.
El argumento que posterga lo importante para atender a lo urgente es una falacia. En tanto no se produzcan cambios de fondo las medidas cortoplacistas tienen un efecto cosmético. Inversamente, la dilación en tomar decisiones por una ineficaz burocracia gubernamental provoca alarma y desaliento en las poblaciones.
Se trata entonces de poner en práctica una serie de políticas que atiendan simultáneamente a las estructuras –educación, derechos humanos, medios de comunicación, cultura, distribución de la riqueza- y a los agentes directamente involucrados –sistema judicial, carcelario, policial-.
En este sentido, propiciamos una plena participación de la sociedad civil en la toma de decisiones, y el control ciudadano sobre las fuerzas de seguridad, sus planes y presupuestos.

Acciones del Centro de Estudios Humanistas Moebius para una Mar del Plata No-violenta.
Este Centro de Estudios es un ámbito que aspira a ser un cohesor social:
- organizando actividades que vinculen a diversas personas y colectivos;
- realizando investigaciones que den soporte científico y conceptual;
- comunicando y difundiendo puntos de vista;
- elaborando proyectos que puedan ser aplicados a corto, mediano y largo plazo;
-articulando entre las organizaciones y movimientos sociales con el Estado a nivel municipal, provincial y nacional, y con organismos internacionales.

Contacto:
clubmoebius@hotmail.com

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